Ahora que ya oficialmente acabó mi famosa Lanzadera, creo que es hora de hacer balance sobre lo que ha conllevado esta aventura que comenzamos en julio. Me cuesta echar la vista atrás y sacar algo objetivo de esta aventura, ya que soy la primera que piensa que la condición humana carece de ese don, por que las emociones de cada momento nos dibujan los recuerdos a su antojo. Así una situación idéntica vivida por dos personas será recordada en un futuro de forma muy diferente, por lo que os voy a contar lo que han dibujado las mías.
Empecé sin ganas, por ir, ya que me habían llamado y se habían preocupado...por educación se puede decir. Y me seleccionaron, no sé por qué, pero estaba dentro. Así que vamos a ver qué es ese nuevo invento de Fundación.
Me enamoré. Un proyecto brillante, y con mucho futuro, basado en el trabajo, el compromiso y la solidaridad con el de al lado, tres pilares fundamentales para poder llegar donde queramos. Y como todo buen amor, al principio es todo bonito, todo de color de rosa. Pero llega un día que por arte de magia empiezan a verse defectos en el otro, cosas que no nos gustan o que no esperábamos, y surgen los problemas. Es en este punto, que tarde o temprano siempre llega, donde tenemos que decidir, hasta dónde queremos al otro, decidir qué estamos dispuestos a dar, a tolerar, a apreciar, y a perdonar. Yo, como todos los que estábamos allí en ese momento tomé mi decisión. Esta fue la de apostar por ello, por que a día de hoy sigo pensando que es hermoso, es bueno, es útil y tiene un gran futuro. Este no ha sido un amor falso, ni de quimeras. Nunca nos prometió la luna, ni bajarnos las estrellas, lo que sí ha hecho ha sido intentar enseñarnos a construir un cohete, para que seamos nosotros, por nuestros medios y virtudes quienes la alcancemos. Puede que por eso se llame Lanzadera.
En este medio año el proyecto ha tenido sus pros y sus contras, sus altibajos, conflictos, logros...como todo. Se puede decir, así lo veo, que hemos pagado la novatada, como es de ley para todos los nuevos. Ya que la inexperiencia hay que pagarla. Teníamos una idea genial, hubo cosas que funcionaron y cosas que no, cosas que salieron bien y otras que no tanto...por que, repito, con mucho orgullo, que hemos sido los primeros, la punta de lanza de esta aventura.
En primera persona, puedo decir que a mi me ha resultado útil, ha sido un espacio donde volver a centrarme y volver a conectarme con el aquí y ahora, con lo que de verdad soy y lo que puedo aportar. No sólo en el plano laboral he de decir, en el plano personal he sacado mucho también. Se me han caído vendas de los ojos, me he llevado decepciones, e incluso me he sentido atacada y traicionada, he llorado, y en algún momento llegué a pensar en abandonar , siempre he creído que el amor que te haga sufrir y llorar no es amor y hay que dejarlo.
Pero en medio de esta tormenta estaba el verdadero tesoro que ocultaba esta Lanzadera. En primer lugar están las caras detrás de la institución, cuatro valientes que supieron estar cuando les necesité. Y a nivel de mesa, mis compañeros, cuatro, otra vez, que han sido el gran ejemplo de lo qué es Lanzadera. Aquí sí que voy a dar nombres, por que las gracias hay que darlas siempre a la cara y con nombres y apellidos.
El primero, Humberto, tímido y reservado, al principio, no hablaba, siempre correcto, fue uno de los motivos, los cuatro lo fueron, pero este quizás un poco mayor para que apostara por quedarme. Se desveló con el paso del tiempo como un gran gran compañero, trabajador y comprometido donde los haya y con unas ideas...como la de los posit, el prezi, el arca...brillante, lo que me he divertido por su culpa.
El siguiente Poncho, creo que se ha ido sin saberlo, pero nos ha enseñado tantas cosas. Cosas que quizás no se encuentran en programas educativos, aunque deberían estar. Nos ha enseñado paciencia, a saber encarar la vida siempre con una sonrisa, saber estar en todo momento, predisposición, cordialidad y sentido del humor. Y quizás la más importante es que da igual las veces que te puedas caer, levántate siempre y hazlo con una sonrisa. Como he dicho ya muchas veces, ¡qué grande eres!
Mis chicas han sido Eva, que la conocía de antes y no lo recordaba. Curiosamente no identifiqué su cara ni su nombre,sólo recordaba su saber hacer y su profesionalidad, esto es un síntoma importante de cómo es. Es una mujer que ha demostrado que la edad sólo es una cifra, y que ser joven es una actitud ante la vida, no un periodo que pasamos y luego tan sólo recordamos. Tiene más empuje, jovialidad, alegría y energía que muchos que por su DNI se presuponen jóvenes. Y también nos ha enseñado que estilo es algo más que saber llevar un sombrero.
Y me queda Paula, mi Pili o Mili... la que la toque a ella. !Qué hallazgo¡ Es la diversión hecha persona. Sabe el momento exacto en el que necesitas un que tal o una sonrisa. Se ha convertido en mi gran compañera en esta aventura, dentro y fuera de Lanzadera, la que me enseñó a beber botellines, la que se vino de fiesta... pero es mucho más que una cabra loca que la gusta la fiesta. Es alguien con la que se puede contar, que odia los conflictos, y que en su espíritu el ayudar al otro ocupa siempre el primer puesto, es comprometida, generosa y amable. Es mi Paula.
Me queda el señor Rodrigo, otro descubrimiento y de los grandes.Pertenece a los dos bandos, al de los valientes detrás de la institución y en cierto modo también a los de mesa. Ha sabido estar siempre, me convenció de que apostará por el proyecto cuando sólo veía lágrimas, me ha ayudado en todo y en más, supo calmarme cuando estaba a punto de explotar. Como toda esta banda que acabo de mencionar, ha demostrado que la edad es una cifra, lo importante es la persona y lo que puede aportar al mundo que le rodea. Este chaval que le confundí con un candidato la primera vez que le vi, ha pasado en estos cinco meses, como estos cuatro de arriba a ostentar el título de amigo, y es un honor para mí poder llamarlos así.
En definitiva Lanzadera ha sido un campo de experimentación muy grande, donde nos hemos puesto a prueba a nosotros y al proyecto. Aquí se ha demostrado la valentía, el compromiso, la entrega y la palabra dada de cada uno, y una vez más se ha dejado constancia de que el verdadero valor de un proyecto reside en las personas que con su esfuerzo y entrega son capaces de sacarlo adelante. Y así pues desde este humilde blog quiero agradecer a los que me seleccionaron para este proyecto a y los que, con esfuerzo y dedicación, hemos logrado que llégase a buen puerto. Y deseo que en el futuro se expanda por todo el país por que puede ser una buena solución a la situación laboral en la que nos encontramos.
Muy bueno Tais, gracias por tus palabras tan amables y llenas de afecto, para mi es un verdadero orgullo llamarte Amiga.
ResponderEliminarSiempre recordaré el primer día que te vi, ahí en plena entrevista, y tu famosa frase jaja. Sólo tengo palabras bonitas para vosotros y espero que la vida os de todo lo mejor, porque verdaderamente os lo merecéis.
Muchos besos y un fuerte abrazo.
Rodri.