martes, 20 de mayo de 2014

Decir adiós siempre es difícil

Postal que me regalaron mis alumnos
Decir adiós siempre es difícil. 
Es verdad.

Después de una semana de desconexión es hora de contaros un poco lo que ha sido este tiempo de tiza, boli rojo, madrugones, conocer nuevas gentes y nuevas tierras y de sentirme viva como hace muchos años, casi casi remontándonos a la Universidad. Por que si hay una gran verdad en esta vida es que lo que realmente nos da la felicidad no es ni el dinero, ni la fama, y casi me atrevería a decir que ni el amor pese a la cantidad de canciones que hay del tema. Lo que realmente da la felicidad es poder hacer lo que realmente te gusta, tu vocación, ayudar a los demás, aportar algo valioso para hacer que este mundo avance, y ya si te lo reconocen...no existe adjetivo suficiente para describirlo. 

La profesión que elegí, la de profesora, en la que me siento más cómoda y en la que se me van las horas preparando cosas sin darme cuenta por que me gusta, es de gran responsabilidad. Un buen profesor es tan imprescindible como un buen médico, puesto que ambos trabajan con vidas. Y explico este dramatismo...un fallo de un médico puede costar una vida, pero el mal trabajo de un profesor, estamos de acuerdo en que no llevará a nadie a la tumba, pero dañar talentos por descubrir, vocaciones, e ilusiones de chavales que se están formando en este momento y que son y serán los ciudadanos de un futuro y los que junto a nosotros conformen la sociedad, y esto amigos, es tan importante como la vida en sí.

Un aspecto que también me gustaría resaltar es el de que tenemos muy buena cantera. Por mucho que nos empeñemos en fijarnos en los ni-nis, en que no hacen nada, no tienen ilusión, no saben jugar, no saben relacionarse..Nuestros adolescentes, los que dentro de como mucho seis años tendrán derecho a voto no son tan malos como nos les venden. Les inquieta el futuro, la sociedad que les rodea, sus relaciones personales, en esto no se diferencian tanto de los chavales de hace cuarenta años. Lo que tenemos que entender es que su forma de ver y entender el mundo ha cambiado, así como la forma de comunicarse y de relacionarse. Y además tienen una preparación y una formación como nunca antes se había conocido. Todo esto es para romper una lanza en su favor, el futuro no tiene  tan mala pinta viendo a los que viene empujando por detrás.

Pizarra de 3º ESO y el ramo que me regalaron

Y os preguntaréis¿ y esta parrafada a qué viene? Viene a raíz de mi experiencia en el cole, a lo que puede llegar a influir un buen docente, a que no hubo un sólo día que no me sorprendieran y a que estoy convencida de que yo aprendí de ellos mucho más que ellos de mí.

Lo que ellos han aprendido, a través de pruebas estandarizadas, y dentro de lo meramente académico, puedo decir que con algo se han quedado, aunque espero de verdad haberles dejado alguna enseñanza más allá del libro de texto. Y ellos a mí mil cosas, quizás la más importante es que me han confirmado, una vez más algo que se me estaba empezando a olvidar, y es que la docencia en mi caso es vocacional. No me importa dedicar horas y horas a cambiar el enfoque de un tema, para hacerlo diferente y atractivo. Por que también creo que a estos niveles un buen docente además de enseñar su materia debe "venderla" hacer que guste. Por que lo que nos gusta lo aprendemos antes y mejor.

Postal por dentro, firmada por mis alumnos
Estoy convencida de que he cometido montones de errores, pero también de que algo habré hecho bien, al menos conectar con mis alumnos, y a las pruebas me remito. Mirad el ramo de flores que me regalaron los de tercero, los dibujos de primero, la postal que venía con las flores...y un montón de gestos, de "gracias" de "no te vayas"... El hecho de que tus alumnos, que son el motivo por el que te levantas cada mañana e intentas mejorar cada día te reconozcan el trabajo no sé cómo describirlo. Es la satisfacción del trabajo bien hecho, de haberles ayudado a descubrir un poco esta bola a la que llamamos mundo, de saber que todas esas horas han merecido la pena, de enfados (que también ha habido)... Mereció la pena. y sí tienen razón, decir adiós siempre es difícil y más aún cuando has cogido un especial cariño a los que tienes que decir adiós.
Y también como ellos dicen, espero que sea un hasta pronto.

GRACIAS CHIC@S



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