martes, 24 de junio de 2014

Cinco años

Cinco años.
Se dice pronto. pero ese es el tiempo que ha pasado desde esa noche de San Juan maldita. Noche de hogueras, de deseos, de comienzos y también de finales.
Se fue.
Se acabó, somos finitos, es lo único seguro que tenemos al nacer, y el suyo fue una noche que muchos llaman mágica. 
Para mi no.
Es triste, es roja, es oscura y sin luz. Hace cinco años cambió su significado, al menos para mí. Desde entonces es su día, y nunca, mientras viva, podré olvidar lo que se llevó.
La vida cambió.
Continúa, pero su recuerdo quedó. Un buzo, las gafas, el periódico, los perros,  las patatas para cenar ya fuera nochebuena o un día normal, pero hay más. Era sencillez, sabiduría, ver más allá; también terquedad. Era un ajedrez después de cenar, un qué tal, un ¿ya vino la chiguita de estudiar?, era eso y mucho más. Era mi abuelo Ramón, qué os puedo contar. Otros días es una frase que hubiese dicho, un pensamiento al despertar, una sonrisa al recordar, pero hoy es una lágrima que se quiere escapar. 

 A mi abuelo Ramón con cariño.




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