Este año comencé una nueva aventura, que pese a llevar toda mi vida viéndolo nunca lo había hecho yo. La huerta. En Foldada desde siempre hemos tenido huerta. Es, ha sido y seguirá siendo costumbre y casi casi tradición lo de ir a por una lechuga para comer, las tardes de otoño esjerugando alubias o las conservas de vainas, por poner un caso. Y me siento orgullosa de poder decir que tengo una buena huerta, me da trabajo pero también recojo sus frutos, los cuales este año están siendo generosos, y a fin de cuentas funciona como todo en esta vida, que para obtener un beneficio se requiere un esfuerzo.
Mi propuesta de hoy es un tipo de conserva de producto de huerta, el encurtido. Este proceso básicamente consiste en sumergir los vegetales en salmuera, y posteriormente en vinagre para prolongar su conservación, lo cual se consigue por la acidez del vinagre que elimina las bacterias responsables de la descomposición del producto. Esta vez he experimentado con los pepinillos.
Antes de nada confieso que estos pepinillos no son de mi huerta, han venido de Zamora. En concreto de Santa Croya de Tera, un bonito pueblo de los Valles de Zamora, cerca de Benavente, donde tienen las huertas más espectaculares que he visto, entre otras muchas cosas geniales que ya os iré contando, como sus fiestas...pero volvamos a la huerta.
Empecemos por los ingredientes:
5 kilos de pepinillos.
20 hojas de laurel.
8 guindillas cayena.
3 cucharadas de café de pimienta negra en grano.
1 cebolla grande.1 pimiento grande (Verde o rojo).
5 litros de vinagre de vino blanco.
Agua y sal.
En primer lugar seleccioné los pepinillos por tamaños, es opcional. Después se lavan bien con agua y un cepillo para quitar las posibles espinas y restos de tierra que tengan. A los pepinillos que sean grandes ( como los grandes que venden en las ferias) les hacemos un corte profundo al medio o les hacemos trozos. Una vez que estén listos, preparamos una salmuera con agua y sal marina gorda, la fina no sirve. No os digo medidas, por que lo hice a ojo. Diluí sal hasta que blanqueaba el agua e introduje los pepinillos.
Pasadas esas 24 horas se retiran de la salmuera y se procede a encurtir. Lo primero es retirar la salmuera y lavar los vegetales con agua limpia, una vez escurridos se ponen en una cazuela donde añadiremos el resto de ingredientes. Las hojas de laurel van mejor partidas para que liberen más sabor. La cebolla se corta en juliana, al igual que el pimiento y se le añade. por último se rellena con vinagre y agua a razón de una parte de agua por tres de vinagre.
Cuando ya está todo en la cazuela lo ponemos al fuego hasta que rompa a hervir, cuando lo haga contaremos tres minutos de cocción y lo retiramos del calor. Antes de que empiece a hervir, se puede aprovechar para rectificar algún aspecto que queramos mejorar, en este caso he añadido más sal y he corregido la acidez del vinagre con un poco de azúcar, en este punto no os comento nada, sólo que he probado cosas mejores que el caldo de vinagre caliente de pepinillos jeje...pero es necesario.
Una vez fríos los metemos en tarros, rellenamos con el líquido de la cocción y lo dejamos un tiempo, al menos tres semanas para que complete el proceso de encurtido y listo.
El resultado de este experimento ha sido estupendo ;-), ya que no todos los experimentos que hago me salen, con los que acierto os les tengo que contar.
Estos quieren picar un poco, como a mí me gusta, están fuertes y riquísimos, mejores que los de compra, más crujientes, más sabrosos y con más personalidad, por que son auténticos ;-)
¿Quién se anima a probar la receta?
Enhorabuena. Es maravillosos que estas recetas de la tierra no se pierdan.
ResponderEliminarViva El norte palentino...