Cuenta la historia que los atrapasueños son originarios de Norteamérica, antes de las invasiones europeas, y más en concreto se ubica su origen en la nación nativa de los Ojibwa. Tradicionalmente se fabricaban con madera de sauce y cuerda, colgando objetos y plumas de aves que vuelen en la parte inferior. Su función era proteger los sueños y energías de sus dueños. Las malas energías y las pesadillas quedaban atrapadas en la red y se quemaban con el primer rayo del sol para que no afectaran, y las energías positivas y los buenos sueños descendían por las plumas para que se pudieran llevar a cabo.
Su función y significado es muy bonito así pues me he animado a hacer uno yo, a mi manera eso sí, para regalárselo con la mejor intención y mis mejores deseos a mi vecina Pepa.
En este caso he usado como redondel para la base el aro de un retel viejo (ya conocéis mi gusto por el reciclaje) lo he forrado con hilo de algodón y para la red central he hecho un motivo de ganchillo.
Como colgantes tiene unas cadenetas con abalorios de cerámica y madera terminados en plumas de becada y la central una pluma de pavo real.
No sé si funcionará como el de los indios, yo espero que sí. Para ello cuelga del fresno del patio de mis vecinos
PD: La decoración floral también es obra mía ;-) y el perro es el hijo de mi Ayu...
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