lunes, 29 de agosto de 2016

Copla de los tres estudiantes


Después de este parón veraniego os vengo con coplas...las de mi abuela para ser más exactos. La Cesárea siempre fue señora de memoria eminente y gusto por canciones y coplas, muchas de ellas aprendidas de su madre, Benita. Nos las cantaba a la mínima, en tardes de verano cosiendo o en invierno al lado de la lumbre, cuando mandaba quitar la televisión por que ese chisme nos atontaba la cabeza, y no la faltaba razón, la verdad sea dicha. Ahora que ya no está me he propuesto recoger todas las que pueda en esta nueva sección, para conservarlas, por que perder toda esta herencia de tradición y cultura sería casi casi delito. Así que con permiso de la doña, las voy a conservar en formato digital, puesto que una no heredó ni la voz ni el oído de la abuela, y la memoria...el tiempo lo dirá, así que por si acaso aquí quedan.


La primera es está, la copla de los tres estudiantes, la tonada es algo así como el primer verso ascendente y el segundo descendente.

La copla de los tres estudiantes

El día de San Andrés
por ser día señalado
salieron tres estudiantes
de un colegio muy nombrado.

Y el día de Navidad 
en Salamanca han entrado.
¿Dónde van los paisanitos?
¿Dónde van los licenciados?

Vamos a buscar posada
o mesón desocupado.
Casa yo os la daré 
y os hablaré bien claro:

que se cuenta por muy cierto
que se cuenta por muy claro 
que se cuenta por muy cierto
que anda por ella el finado.

Denos para acá una luz
y la casa registraron,
como ellos nada ven
en ella se han alojado.

Y a eso de la media noche
próximo a cantar los gallos,
andan por aquella casa 
con cadenas arrastrando.

De los tres el más pequeño
de la cama se ha arrojado,
con las pajas hace cruces 
por ver si es Dios o el Diablo.

Vuélvete a la cama joven
que no soy ni Dios ni el Diablo,
soy el amo de esta casa 
que ando por ella penando.

Por que maté a una niña
de la edad de 15 años.
Y a los pies de la tu cama 
tengo su cuerpo enterrado,

y a la cabacera tengo 
un tesoro muy guardado
pa que digáis dos mil misas,
memorias y cabo de año,

y lo demás que os quede
lo repartís como hermanos.
Y si no lo hacéis así
os seguiré a cada paso

Quedaros con Dios los tres,
yo me voy a mi reinado,
por los siglos de los siglos
en el Cielo nos véamos.

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