martes, 15 de mayo de 2018

El mejor de los regalos, Ayudante

Quería reservar mi primera entrada de 2018 para otro tema pero te tuvo que picar a tí. Nueve años y ocho meses ese es el tiempo que estuvimos juntos, mi gordito, mi peludo, ayuyu, cabezón, siempre metiéndose en charcos, pesado como tu solo, Ayudante. 
Tanto nadar para morir en la orilla, una frase que se adapta perfectamente a estas tres semanas de pinchazos, hígado y medicamentos y los numeritos para ir al veterinario, tu cabezón hasta el final.
Fuiste un regalo que vino en octubre de 2008 con un lazo azul enorme desde Bilbao, el mejor regalo que pudieron hacernos. Lo rompiste todo, te daba igual jardín, las medias de la abuela, alfombras fregona, herramientas, incluso te atreviste con una radial y una cinta de música... qué infancia, pero eras tan ooohh... Luego asentaste y te convertiste en el perro perfecto, cariñoso, protector, atento, sabías traer las zapatillas, un gran guardián y tenías un don especial, sabías cuando la abuela tenía problemas con la diabetes y nos lo decías, ¿Cómo no te vamos a querer? Pero ya no estás, te pudo ese maldito bicho, nos pudo a todos. Te echaremos de menos cada mañana, con cada balde que esté en su sitio, las zapatillas, los paseos, ese vicio raro que tenías con que te rascasen el sobaquillo, ¿A cuántos perros les gusta que les rasquen el sobaquillo? tenías cada cosa también... robarme calcetines, coger mis apuntes y babearlos, el mejor compañero de estudios que se puede imaginar, esa debilidad tuya por las galletas, el perro galleta eras, y podría seguir y seguir por eso, por que simplemente eras perfecto. 
Ha sido duro, lo intentamos, pero 14 de mayo era tu día. Ahora estás tranquilo con la gran manada en el cielo, con Tiro, Mer, Puscas, Derri... Algún día nos volveremos a ver y te rascaré el sobaquillo todo lo que tu quieras, tendremos una eternidad, al Tiro detrás de las orejas, al Puscas en el rabo, el Mer podrá babearme las mangas hasta que se canse... no me olvido de mis chicos como tampoco entiendo la vida sin ellos, es más vacía y menos de verdad, por que dais verdad, lealtad y amor, con vosotros nunca hay dudas ni traiciones. Es difícil deciros adiós, pero está mil veces compensado por poder haber compartido vuestros años con nosotros, mis chicos.  








Nos volveremos a ver gordito ;-)

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